Quiero escapar de la vorágine de alabanzas a la última película de Pixar-Walt Disney. Observé la cinta tres veces (la dos primeras en función 3D y la última en proyección 2D) y con cada proyección me desencantaba más de la película. Al día de hoy no entiendo la doble moral de Pixar-Disney. En Wall-E transmiten un mensaje anti-contaminación y en UP otorgan carta blanca a sus personajes para ensuciar el Parque Nacional Canaima, patrimonio cultural de la humanidad desde 1994.
Por las críticas que leo constantemente rodando por la web me aterra suponer que la mayoría de los espectadores se quedaron con "la novedad" de la proyección 3D. En mi caso, no observé mayores diferencias entre la película plana y la 3D. No obstante, reconozco que este es un tema discutible. Lo que para mí no admite discusión alguna es el sospechoso comportamiento pro-contaminación que se exhibe en la cinta. Reconozco que los primeros 10 minutos de la película -como ya sucedió en Wall-E- son magistrales por la cantidad de emociones que se transmiten. Sin embargo, lamento profundamente que la novedad de la proyección 3D y esos excelsos primeros minutos de la proyección le nublen el entendimiento al espectador -especialmente a los venezolanos- para que se admita que en la película se haga una apología a la contaminación.
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