lunes, 7 de septiembre de 2009

¿Cómo hacer periodismo en un país totalmente politizado sin encasillarse en la izquierda o la derecha?

Tomando de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI)

Primero: tiene que ser un periodismo de calidad. En un país así, la población necesita con urgencia la mejor de las informaciones. La politización extrema alimenta y se apoya en la propaganda, y el periodismo suele caer en esa degradación conocida como información-propaganda, en que la información es poca y sesgada y la propaganda es mucha y agresiva.
El ciudadano que quiere ver con claridad lo que está sucediendo, acepta con avidez la información de calidad que tiene como gran distintivo, la independencia.
Segundo: tiene que ser un periodismo independiente, o sea, sin dependencia alguna respecto del poder y de los bandos o partidos en pugna. Esa imparcialidad, desde luego, no le impide al periodista tener sus opciones políticas propias, pero éstas no deben gobernar su ejercicio profesional. El buen periodismo, en efecto, tiene un carácter universal, se ejerce con la intención de comunicar información útil para todos, a los de un partido y otro, porque el papel del periodista es aportar elementos que puedan convertir la pugna partidista en un ejercicio civilizado de discusión inteligente de las razones y los hechos que sustentan la vida política. Pero este servicio solo lo pueden prestar con credibilidad, profesionales del periodismo capaces de mantener su intención de servicio al lector por encima de sus opciones personales.
Tercero: Esa independencia va a la par con una notoria transparencia con el lector; se trata de una posición de honestidad reflejada en cada acto periodístico, presidido por principios como estos:
El periodista solo escribe lo que considera cierto; y así se lo hace entender al lector: no escribo nada de lo que no esté convencido de que es cierto.
El periodista se muestra dispuesto a aceptar y respetar las convicciones que no coinciden con la suya; y así se lo hace saber a sus lectores.
Por tanto, hacer periodismo en un país radicalizado implica reunir en la propia conducta esos tres propósitos: calidad, independencia y transparencia, que dan por resultado un ejercicio periodístico que responde a las necesidades informativas de una ciudadanía abrumada por la propaganda oficial y la política.
Documentación.
Los medios masivos de comunicación están llamados idealmente a trasladar la política desde el ámbito excluyente de los gobernantes hacia el estadio llano de los gobernados, cuya expresión necesita configurarse, creciéntemente, en el ámbito de la opinión pública.
Condición ineludible de lo anterior es que la comunicación represente apropiadamente el pluralismo de la sociedad y que los flujos de información corran en todos los sentidos y direcciones y no solo de arriba hacia abajo, desde el gobierno hacia la ciudadanía.
El tema del pluralismo es crucial en este punto. En las circunstancias actuales su expresión no solo puede limitarse, ni siquiera principalmente, a la diversidad ideológica y de partidos. El pluralismo político, siendo esencial, es solo una manifestación limitada de la diversidad y complejidad de las sociedades contemporáneas.
Los medios de comunicación no cumplirían adecuadamente su rol si no incluyeran en su labor informativa a los grupos y actores que se constituyen de mil maneras en torno a funciones tales como la creación de riqueza, la educación, la salud, el manejo del medio ambiente, y el desarrollo regional o local.

José Joaquín Brunner.Comunicación y política en la sociedad democrática. En Contribuciones de Fundación Konrad Adenauer. Buenos Aires, 1996. Pp 12,13

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