Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.
José Ángel Buesa
3 comentarios:
“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero que es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario…”
No es el capítulo 7, pero creo que aplica ;-)
Sin duda. Aplica y mucho. El Cap. 21 de Rayuela es básico en esa multihistoria.
Soy nueva lectora de tu blogg y lo primero que leo es este poema... Mejor imposible! La verdad es que soy fiel creyente que los momentos, circunstancias, ocasiones, personas, libros, comentarios, poemas, amigos, etc, lo encuentran a uno y no al reves... A seguir leyendo a ver que otro tesoro me encuentro. Gracias!!!
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