18.903.143 ciudadanos están convocados hoy para elegir al primer Presidente de la República de la era pos Hugo Chávez Frías.
Técnicamente el proceso será similar al celebrado el 7 de octubre de 2012; no obstante, desde el punto de vista político implica un cambio radical. Por primera vez en 14 años el rostro de Chávez no estará en la boleta de votación de una elección presidencial. ¿Condicionará esta variable la participación de los electores?
Mantener el voto duro
Las opciones de ambos bloques en este proceso sobrevenido se centran principalmente en poder mantener su base electoral.
Mientras la oposición ha tenido un crecimiento lento, pero sostenido, desde el año 2006; el chavismo ha experimentado un comportamiento errático de su militancia. En estos casos, siempre asociados a la participación o no de Hugo Chávez como candidato en cada evento comicial. (ver infografía anexa)
El mejor ejemplo del efecto que puede tener la desmovilización de un sector político en específico se encuentra en los resultados del referendo constitucional celebrado en el año 2007.
En el mes de diciembre de 2006 Chávez fue reelegido con 7.309.080 votos, mientras el candidato opositor Manuel Rosales capitalizó 4.321.072 sufragios.
Un año después se celebró el referendo constitucional. En esa consulta popular los críticos a la propuesta de reforma de la Carta Magna (que incluía entre otros temas la reelección presidencial indefinida) obtuvieron 4.504.354 votos logrando mantener la base electoral de la elección previa; no obstante el chavismo apenas capitalizó 4.379.392 votos, lo que representó un pérdida de 2.929.688 sufragios en comparación a la elección presidencial previa.
Los reportes de participación de ambos procesos indican que mientras en la elección presidencial del año 2006 acudieron a votar 74,5% de los electores inscritos en el Registro Electoral (11.630.152 votantes), en el referendo constitucional de 2007 la participación cayó hasta 55,9% del total de inscritos en el padrón (8.883.756 electores). En este evento la desmovilización del voto pro-gobierno favoreció las opciones de sus adversarios.
A partir del referendo constitucional del año 2007 la oposición mantuvo su crecimiento en términos totales de votos, mientras el chavismo fue paulatinamente recuperando su capacidad de movilización llegando a su tope durante el referendo constitucional del año 2009.
En los comicios regionales celebrados en octubre de 2008 el voto duro de oposición y chavismo se mantuvo en proporciones similares. Los candidatos de oposición capitalizaron el apoyo de 5.267.188 personas, mientras los aspirantes del chavismo acumularon 5.611.140 sufragios. Este supuesto equilibrio entre los bloques políticos duró solo cuatro meses. La convocatoria de un referendo para modificar los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución Nacional, que en la práctica permitirían que Hugo Chávez -y cualquier funcionario de elección popular- se presentaran indefinidamente a la reelección movió a las bases electores de la revolución.
Mientras la oposición pasó de 5.267.188 sufragios a 5.193.839 votos, el chavismo creció -en apenas cuatro meses- de 5.611.140 sufragios a 6.310.482 votos. ¿La diferencia? Indirectamente Chávez fue candidato en ese referendo.
Las elecciones parlamentarias de 2010 volvieron a mostrar, en términos absolutos de votos, dos bloques políticos de similar tamaño (aunque la asignación de escaños en el Parlamento a causa de la aprobación de la Ley de Procesos Electorales sugiera otro escenario).
Sin embargo, del teórico equilibrio de 2010 se pasó a la victoria de Chávez el 7 de octubre de 2012 capitalizando 8.191.132 votos, mientras la oposición obtenía 6.591.304 votos. En este proceso se registró una participación sin precedentes de 80,48% del electorado.
La clave del chavismo para la elección de hoy será evitar que su base electoral se desmovilice como en 2007, para la oposición su éxito está asociado a la desmovilización de un sector del chavismo y en mantener la votación
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