Comúnmente se asocia al proyecto de Hugo Chávez con las directrices de los hermanos Castro. Con especial vehemencia se indica que los líderes de la Revolución Bolivariana aspiran a convertir a Venezuela en otra Cuba. No obstante, cabría preguntarse si la verdadera Hoja de Ruta del chavismo –o de buena parte de su liderazgo- se orienta al sistema económico y político de Siria.
Con el régimen de Damasco copando parte de la atención mundial por los asesinatos de manifestantes que exigen apertura a su gobierno, y la negativa de éste a instrumentar las reformas pedidas, conviene –como mínimo- enumerar las características del sistema sirio que tanto gustan en algunos sectores de la revolución bolivariana (no en vano los funcionarios de la revolución viajan con relativa frecuencia a Siria)
Antes de seguir hay que recordar que, aunque el chavismo reconoce la necesidad de lograr la reconciliación nacional, este anhelo pasa porque se respeten los lineamientos socialistas, y porque el proceso de reconciliación se produzca bajo las condiciones que marque el Poder Ejecutivo. Es decir, la reconciliación –desde la perspectiva del chavismo- sólo será posible si se impide que quienes adversen a Chávez tengan cabida en el Poder Ejecutivo. Además, sólo será posible hablar de reconciliación con el chavismo si se garantiza el respeto y la aplicación de la nueva sociedad socialista. Esta idea –la de excluir a quienes tienen ideas distintas a las que profesa la revolución del poder real- se mantiene aunque todos los estudios de opinión pública indican que chavismo y oposición constituyen en este momento dos bloques de opinión pública muy similares en cuanto a su tamaño (la capacidad de movilización electoral es otro tema)
Con esta particular forma de entender el proceso político y de diálogo del chavismo conviene citar al artículo 8 de la Constitución de Siria en el cual se especifica que el Partido Árabe Socialista (Baaz) es quien “dirige al Estado y a la Sociedad”. Básicamente el precario sistema electoral de Sirio está construido sobre la base constitucional que ordena que el Baaz debe gobernar y guiar a la sociedad, sin que exista la posibilidad que otra forma de pensamiento oriente los destinos del país (¿no hemos escuchado argumentos similares en Venezuela para definir el papel del Psuv en el futuro?)
La mejor forma de describir los procesos electorales en Siria es argumentando que se realizan elecciones en las cuales los ciudadanos no pueden elegir. Por ejemplo, en teoría el país cuenta con un sistema multipartidista, con elecciones directas; en la práctica se trata de un sistema de partido hegemónico (como podría suceder en Venezuela en caso que no se rectifique el texto de la Ley Orgánica de Procesos Electorales).
Además, la Ley de Partidos vigentes en Siria limita la participación en elecciones sólo a las organizaciones que integran el Frente Nacional Progresista. Las organizaciones que integran esta plataforma deben recibir el visto bueno del Presidente y del Baaz. ¿Requisito? Poseer una línea de pensamiento similar a la que profesa el partido gobernante.
Incluso, la Ley Electoral Siria indica que de las 250 curules que integran el Parlamento, 167 escaños deben ser asignados –por Ley- a los partidos que pertenecen al frente Nacional Progresista. Los 83 puestos restantes están reservados a candidatos independientes directamente relacionados al Baaz. En otras palabras, no existe oportunidad para que voces disidentes lleguen al Parlamento (los análisis técnicos sobre la manipulación de las 15 circunscripciones de votación para limitar la presencia de disidentes abundan en publicaciones especializadas en materia electoral)
Las elecciones que no eligen tienen su punto culminante en el proceso presidencial. Corresponde al Presidente de turno designar a su sucesor, que es ratificado en un referendo popular. Por esta razón desde 1970 el presidente de Siria pertenece a la familia Assad (y al partido Baaz) Básicamente no existe elección, los electores sólo deben ratificar la decisión de sucesión que tome el Presidente. Así llegó al poder Baschar el Asad en el año 2000, por sucesión presidencial al morir su padre que gobernó desde 1970. En el referendo del año 2007 (plebiscito en realidad que muchos confunden con elección presidencial) 95% de los votantes que acudieron al evento (aproximadamente 4 millones de personas, de los teóricos 19 millones de electores del país) ratificaron a el Asad en la presidencia.
Aunque el sistema político de Siria cumple con el anhelo de buena parte del chavismo de reconocer a los disidentes (como individualidades a las que están reservadas 83 curules del Parlamento) pero sin permitirles tomar verdaderas posiciones de gobierno, el modelo económico es el que despierta mayor admiración, especialmente por la política de comercio, la intervención gubernamental en la economía, el crecimiento del sector informal y los "particulares" derechos de propiedad.
Según los análisis del Fondo Monetario, Siria tiene una “economía estable pero estancada”. ¿La causa? Los expertos consideran que el declive de las inversiones privadas propicia el escaso crecimiento económico de los últimos años. ¿Por qué caen las inversiones privadas? Según el FMI por los monopolios gubernamentales, la corrupción, la presión financiera al sistema bancario, las restricciones del código de comercio, el ambiente regular y sancionador del Estado a los privados y por las “persistentes debilidades” e inseguridad jurídica en el sector comercial.
Siria se puede resumir (más allá de las particularidades que desde occidente no podemos entender) como un Estado con monopolio en la producción de rubros básicos, intervención gubernamental en la economía, abundante corrupción y con un sistema político que no es competitivo, dominado por un solo partido. ¿Le suena conocido?
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