La participación en las primarias convocadas por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha desatado los análisis y las proyecciones de votación para el 26 de septiembre. Craso error.
Es conveniente resaltar que el porcentaje de voto en las elecciones de base del 25 de abril y 2 de mayo no indica porcentaje de diputados y mucho menos intención de voto.
La participación de 38% anunciada por el PSUV (calculada sobre el total de militantes inscritos en la organización) equivale a 15% del Registro Electoral. En el caso de las primarias de la MUD, como se trataba de un proceso abierto a todos los electores se puede concluir que se movilizaron 9,36% del total de inscritos en el padrón preliminar de septiembre.
Es decir, 75% de los electores que pueden participar en los comicios que definirán la próxima Asamblea Nacional no acudieron a las urnas, dato llamativo cuando se considera -según los datos de las encuestas al mes de abril- que la intención de voto para septiembre se ubica en 70% del electorado.
Para poder "proyectar" las primarias a septiembre hay que valorar la intención de voto de los que no acudieron. En otros palabras, los Ni-Ni volverán a definir la elección.
En este caso, resulta obvio que la dirigencia de oposición en vez de preocuparse por "comparar" las cifras de participación debe orientar sus esfuerzos a "conectar" con los Ni-Ni, salvo que la estrategia de campaña acordada sea esperar que los problemas del país y la ineficiencia de la revolución promuevan el voto castigo, especialmente en el interior de la República. No se puede olvidar que mientras en las zonas capitales 350 mil votos, aproximadamente, pueden representar 1 diputado de la próxima Asamblea Nacional, en el interior del país esa cantidad de votos puede significar hasta 5 diputados del próximo Parlamento.
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