Tengo días queriendo escribir sobre Los Pitufos -ya debe estar en los cines la nueva versión de la historia- especialmente después que estuve inmerso en un debate con relación a la orientación comunista de la serie con la que crecieron (crecimos) muchos de los actuales adultos contemporáneos de Latinoamérica. Así como la mayoría de las películas de Disney esconden críticas específicas al sistema comunista -al igual que lo hace Pixar- Los Pitufos resaltaban particularidades del sistema comunista. No obstante, este puede ser tema para otro texto. (Insisto en que no me refiero a la película sino a la serie).
En medio del debate sobre la orientación política de la "comiquita", el Presidente de la República decidió -y nunca mejor dicho- comenzar a "pitufar". Los que recuerden la serie sabrán que la palabra "pitufar" y sus derivados se pueden utilizar como verbos que aplican como sinónimos a cualquier tipo de acción, sentimiento e idea. Incluso, puede utilizarse como adjetivo.
El Presidente necesita reinventarse. Ha criticado el uso extremo del color rojo, aunque en el pasado no recriminó al presidente de Pdvsa por inventar el lema "rojo, rojito", ni satanizó en su momento la manía de Diosdado Cabello -como gobernador y ministro- de pintar todas las estructuras que veía a su paso de rojo.
El Presidente también ha dicho que debe evitarse el abuso del término socialista, cuando él personalmente posicionó con ese apellido su gestión de gobierno.
Estos cambios tienen sorprendidos a más de un analista. No obstante, se debe decir que que son perfectamente predecibles.
Ya en el pasado el Presidente pitufeó temporalmente. ¿Recuerdan cuando en el año 2007 decidió aparecer en las vallas de campaña con una camisa azul?
Como ocurrió hace cuatro años el Jefe del Estado intenta suavizar su imagen para conectar con el segmentos de los neutrales (39% según la última encuesta de Datanálisis) que comienzan a marcar cada vez más distancia de su modelo político.
Al igual que decidieron hacer los hermanos Castro en Cuba, Chávez se reinventa -o hace creer a los neutrales que lo hizo- o la anhelada reelección en 2012 será cada vez más complicada de materializar.
No es de extrañar entonces que en las próximas semanas los venezolanos vean a dos Chávez: El rojo, rojito (¿recuerden el capítulo en donde se describe la invasión de Los Pitufos Negros?) y el que se dedique a pitufar. El primero atacará con furia desmedida a las cabezas visibles de la oposición para satanizarlas, dirá que en su ausencia vendrá el caos y explicará como la oposición miente al decir que mantendrá las misiones sociales (tal y como lo hizo en la pasado) y el segundo intentará conectar abiertamente con la clase media y los neutrales.
Debe entenderse que si Chávez necesita satanizar temporalmente al Socialismo del Siglo XXI para suavizar su imagen lo hará sin ningún tipo de problema. Chávez es un líder pragmático y tomará decisiones que le permitan mantener el poder, aunque implique rechazar temporalmente lo que en el pasado resaltó.
Mal haría la oposición en continuar enfrascada en un debate craso y supino sobre si utilizará una tarjeta única o de unidad (unitaria) y no centrarse en su verdadera necesidad: escoger al mejor candidato presidencial posible.
Recuerden: Chávez se va a pitufar. Según la ocasión -y la audiencia- sustituya "pitufar" por: radicalizar, humanizar, flexibilizar, atacar a la empresa privada, promover la inversión extranjera, usar el color rojo, vestir de amarillo, pedir camisas azules, legislar en temas de arrendamiento, derogar leyes de arrendamiento, etc.
¿Cómo pitufearán los neutrales en 2012? Por primera vez la respuesta a esta pregunta no depende sólo del Presidente. Ahora, las decisiones que tome la oposición tendrán un impacto relevante y decisivo. Por primera vez Chávez no juega solo. Por lo pronto, decidir usar una tarjeta de unidad (y no única) puede describirse como una decisión acertada; tan acertada como los cambios de imagen y discurso que está asumiendo Chávez para minimizar la consolidación de la oposición como alternativa a su gobierno y disminuir el impacto percentual de su enfermedad.
En medio del debate sobre la orientación política de la "comiquita", el Presidente de la República decidió -y nunca mejor dicho- comenzar a "pitufar". Los que recuerden la serie sabrán que la palabra "pitufar" y sus derivados se pueden utilizar como verbos que aplican como sinónimos a cualquier tipo de acción, sentimiento e idea. Incluso, puede utilizarse como adjetivo.
El Presidente necesita reinventarse. Ha criticado el uso extremo del color rojo, aunque en el pasado no recriminó al presidente de Pdvsa por inventar el lema "rojo, rojito", ni satanizó en su momento la manía de Diosdado Cabello -como gobernador y ministro- de pintar todas las estructuras que veía a su paso de rojo.
El Presidente también ha dicho que debe evitarse el abuso del término socialista, cuando él personalmente posicionó con ese apellido su gestión de gobierno.
Estos cambios tienen sorprendidos a más de un analista. No obstante, se debe decir que que son perfectamente predecibles.
Ya en el pasado el Presidente pitufeó temporalmente. ¿Recuerdan cuando en el año 2007 decidió aparecer en las vallas de campaña con una camisa azul?
Como ocurrió hace cuatro años el Jefe del Estado intenta suavizar su imagen para conectar con el segmentos de los neutrales (39% según la última encuesta de Datanálisis) que comienzan a marcar cada vez más distancia de su modelo político.
Al igual que decidieron hacer los hermanos Castro en Cuba, Chávez se reinventa -o hace creer a los neutrales que lo hizo- o la anhelada reelección en 2012 será cada vez más complicada de materializar.
No es de extrañar entonces que en las próximas semanas los venezolanos vean a dos Chávez: El rojo, rojito (¿recuerden el capítulo en donde se describe la invasión de Los Pitufos Negros?) y el que se dedique a pitufar. El primero atacará con furia desmedida a las cabezas visibles de la oposición para satanizarlas, dirá que en su ausencia vendrá el caos y explicará como la oposición miente al decir que mantendrá las misiones sociales (tal y como lo hizo en la pasado) y el segundo intentará conectar abiertamente con la clase media y los neutrales.
Debe entenderse que si Chávez necesita satanizar temporalmente al Socialismo del Siglo XXI para suavizar su imagen lo hará sin ningún tipo de problema. Chávez es un líder pragmático y tomará decisiones que le permitan mantener el poder, aunque implique rechazar temporalmente lo que en el pasado resaltó.
Mal haría la oposición en continuar enfrascada en un debate craso y supino sobre si utilizará una tarjeta única o de unidad (unitaria) y no centrarse en su verdadera necesidad: escoger al mejor candidato presidencial posible.
Recuerden: Chávez se va a pitufar. Según la ocasión -y la audiencia- sustituya "pitufar" por: radicalizar, humanizar, flexibilizar, atacar a la empresa privada, promover la inversión extranjera, usar el color rojo, vestir de amarillo, pedir camisas azules, legislar en temas de arrendamiento, derogar leyes de arrendamiento, etc.
¿Cómo pitufearán los neutrales en 2012? Por primera vez la respuesta a esta pregunta no depende sólo del Presidente. Ahora, las decisiones que tome la oposición tendrán un impacto relevante y decisivo. Por primera vez Chávez no juega solo. Por lo pronto, decidir usar una tarjeta de unidad (y no única) puede describirse como una decisión acertada; tan acertada como los cambios de imagen y discurso que está asumiendo Chávez para minimizar la consolidación de la oposición como alternativa a su gobierno y disminuir el impacto percentual de su enfermedad.
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