Un texto de Gloria Cuenca que me parece pertinente compartir con ustedes. Hoy más que nunca es necesario el debate, y no creer que todos los que no rodean comparten nuestros puntos de vida.

No hay recreo hasta que aparezca el culpable…
¿Quién escribió esa cosa en la pizarra?
No cabe duda, que a partir del mes de Mayo, la oposición venezolana ha venido exhibiéndose con seductores y espectaculares alardes públicos. Algo me dice, que esas manitos pintadas, o aquella larga pancarta, o el tirro tapa-trompita, o los chicos acostados en la cota mil, o este sobredimensionado pizarrón de  la Francisco Fajardo, no pueden haber salido del cerebro de un Cabezemotor, un Antonio Ledezma, o un Álvarez Paz.  Algo o alguien, más ingenioso, tiene que estar metido en esto. Hay mucho de escena, teatro, circo y publicidad en estas mojigaterías.   
Parecen sacadas de una sala de promociones. Algo así, como aquel discurso, del único hijo de papá que habló en la Asamblea Nacional, que decía: "no somos de oposición, hacemos proposición"  en el mas claro lenguaje empleado por la industria publicitaria. Pareciera que la agencia ARS , se apropió del departamento de creatividad de  la oposición, dejando atrás a Rafael Poleo, Ramos Allup, Julio Borges y Teodoro Petkoff.     
La última ocurrencia fue esta inmensa pizarra colocada en el Este de Caracas, para que la gente de esos sectores acomodados, expusiera sus  disociados juicios y opiniones sobre el rréegimen como lo hacen los chicos en las universidades norteamericanas y europeas.
Resulta que este domingo, la creatividad popular se activó y  la pizarra amaneció con letreros como: "Chávez los tiene locos", "Uh, Ah, Chávez no se va"  lo cual  irritó, sobre manera, a los organizadores de tan "criollísima" idea, quienes estaban creídos  que el pueblo se les iba a quedar de brazos cruzados. Lo que mas les dolió es que los recursos invertidos, para ellos, ejercer con exclusividad, su libertad de expresión, fue utilizado con alegría, burla y humor por el pueblo caraqueño el cual los obligó a abortar la mojiganga montada.
Este alarde de genialidades publicitarias, extraídas de manuales de asociación de estímulos, cuyo efecto suele ser siempre temporal; tuvieron como respuesta, esos 9 estadios y el viaducto  construidos en tiempo record y con beneficios de larga duración. Esa extendida pancarta clamando libertad, nunca podrá compararse con la libertad para leer y escribir que la Misión Robinson proporcionó a un millón y medio de venezolanos que permanecían en las tinieblas del analfabetismo. Jamás esa deformada pizarra, impregnada de disociaciones, podrá alcanzar los logros de la Misión Rivas, Sucre y los nobles propósitos del tercer motor que busca convertir a toda la Patria en un aula.
Y jamás de los jamases, esos sifrinitos acostados en la cota mil, se podrán igualar a aquel espontaneo desfile de hombres y mujeres que bajaron de toditos los cerros de Caracas, el 13 de Abril  del 2002, a desbaratar la tiranía que esta alocada oposición pretendió instaurar en nuestro país.
A cada bufonada propagandista de esta enfermiza oposición, el pueblo siempre los esperará con una demoledora respuesta. Cada 11 tiene su 13.

Eugenio Martínez
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