¿A qué hora debe levantarse usted para escapar del tráfico? Si viviese en Los Teques o en las zonas aledañas la respuesta sería dramática: 3:30 am. ¿Por qué a esta hora si la capital del estado Miranda está a 35 kilómetros de Caracas? Basta con transitar con cierta regularidad la carretera Panamericana, mejor conocida como trancamericana, para entender qué clase de país somos, y qué tipo de gobernantes tenemos.Vamos por partes. Si usted rechaza el madrugonazo le queda la opción de soportar la cola que oscila entre dos y tres horas para llegar hasta la Plaza Venezuela; superado este trance deberá armarse de paciencia para lidiar con la cola característica de la ciudad de Caracas.En un escenario de más de tres horas de tráfico de pare y arranque es lógico que muchos opten por el madrugonazo; especialmente porque el sueño perdido se puede recuperar en alguna estación de servicio de la capital, siempre y cuando el hampa no decida interrumpir su descanso rompiéndole el vidrio del vehículo.
Y la causa de todo este drama de vida, que genera problemas cardíacos, de tensión y rompimientos amorosos, se puede resumir en una frase: falta de planificación de todos los gobiernos y de los mandatarios de antes y de ahora.La Panamericana fue concebida para facilitar la movilización de 12 mil vehículos diarios y hoy en día se mueven por ella entre 60 y 80 mil vehículos. ¿Solución inmediata y planificada de los gerentes que gobiernan actualmente y de aquellos que mandaron en la etapa de la guanábana? ¿Autorizar la construcción de nuevos complejos habitacionales, las vías de acceso?, eso no es importante.
El problema de la Panamericana -aunque sería más apropiado llamarlo "castigo"- se agudizó desde hace dos meses. En los últimos 60 días al tiempo estimado de recorrido se le sumaron, aproximadamente, 40 minutos adicionales a causa de la construcción de tres distribuidores viales. Cuando estas obras estén culminadas sustituirán a tres semáforos temporales que tienen funcionando, aproximadamente, 25 años, y se logrará el milagro de reducir el recorrido entre Caracas y Los Teques en 20 minutos, siempre y cuando la cantidad de vehículos se mantenga constante.
Mientras los distribuidores se erigen sobre la carretera, las vías alternas que conducen a San Antonio y Los Teques mueren ante la indiferencia de los encargados de hacerlas transitables, que no previeron que los trabajos en la Panamericana duplicarían el tránsito por otras carreteras.
Evidentemente todo este problema no existiría si usted rechaza levantarse a las 3:30 am o soportar la cola de tres horas y simplemente se resigna a llegar tarde. Sin embargo, si se arriesga a llegar tarde, llegará muy tarde a causa del factor militar. Después de las 8:00 am, los dispositivos manuales para controlar el acceso a la instalación militar provocan una cola de 5 km en la carretera Panamericana. Esta cola es constante tanto en los 40 años de democracia como en los nueve años de revolución. ¿Conclusión?, vivimos en un cuartel y a los militares no les importan los problemas civiles.
A estas particularidades diarias se le suman los eventos coyunturales: colisiones, reparaciones de fallas de bordes que duran más de seis meses, vehículos con carga pesada, camiones de agua y transportes de combustibles que incumplen la prohibición de circular en horas pico. Hay días en que usted se engañará pensando que podrá sortear todos los problemas y hacer el trayecto en un tiempo humanamente razonable; sin embargo, ese día encontrará una cola interminable provocada por una vaca que es obligada a caminar por el canal lento de la Panamericana.
Emartinez@movistar.ve.blackberry.com
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3 comentarios:
Como lo siento... se que es terrible y lo peor es la impotencia... más de una vez llegué llorando de arrechera a la autopista Valle-Coche a seguir en cola... considerando que hace 8 años no eran tan fuertes como describes...
chamo tu y los militares... desde "cachuchita no asusta" hasta nuestros dias no han hecho otra cosa que reventarte los guevos jejejeje. Chamo al fin desempolvaste esta vaina y fumigaste. Sigue asi!
Comprendo con empatía militante, aun cuando el karma panamericano se ha atenuado en unos kilómetros desde que me mudé.
Quiero recordar, sin embargo, el hecho de que terminé de conocer a mi esposa en la forzada rutina de acompañarnos cada mañana, compartiendo frutas, tortas y yogurt entre el portal del Ivic y la curva del hipódromo.
Ahora veo aquel ensayo como nuestra manera de homenajear dos hitos cortazarianos: la nunca demasiado metafórica "Autopista del sur", y, por supuesto, "Los autonautas de la cosmopista" donde tendía a asimilar la fascinación por los recodos del camino del Lobo y la Osita con esos rincones que hoy empiezan a ser invadidos subrepticiamente.
Un abrazo.
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