Hace una semana el Centro Carter sorprendió a sus detractores en Venezuela. No solo censuró la cercanía política de los rectores electorales con el presidente Chávez -lo que a juicio de los técnicos de esta organización explica la falta de interés del CNE en algunos temas- sino que criticó el enésimo punto de honor técnico del árbitro electoral: la Estación de Información al Elector (como se le llama en el Reglamento Electoral) o el Sistema de Información al Elector (SIE) como lo mencionan los rectores en sus declaraciones.
El Centro Carter argumenta en su informe que a pesar de que la alta afluencia de votantes "contribuyó a la formación de largas colas, los embotellamientos en las entradas de los centros de votación se debieron en parte a la implementación del SIE", sistema que "atentó contra la eficiencia global del voto propiamente dicho, el cual tomó muy poco tiempo (...) Los beneficios, en contraposición al costo en tiempo para el votante, no quedaron por lo tanto claros".
A pesar de estos argumentos la mayoría de los rectores decidieron, no sólo mantener la estación, sino reafirmar que su uso es obligatorio.
Como ocurrió con el caso de las 109 migraciones extemporáneas de centro de votación para complacer a siete candidatos del PSUV a gobernadores, familiares de éstos y altos funcionarios del Ejecutivo Nacional, los rectores electorales aún no atinan a explicar en cuál artículo de la normativa electoral (Ley Orgánica de Procesos Electorales o Reglamento Electoral) se establece taxativamente la obligatoriedad de emplear la estación de información.
Aunque el artículo 312 del Reglamento Electoral indica que en los Centros de Votación con tres o más mesas se habilitará una Estación de Información al Elector", el parrágrafo aclara: "En caso de que algún elector no aparezca en los listados ubicados en la entrada del Centro de Votación, deberá dirigirse a la Estación de Información al Elector, donde se le indicará el lugar en el cual le corresponde votar".
No obstante, los rectores deben explicaciones más complejas que las legales (no voy a abordar aún el tema de los electores sin huella registrada que votaron el 7 de octubre porque todavía se está dando esta discusión entre el CNE y la oposición) sin embargo entre las dudas técnicas que deben aclarar los rectores figura aclarar ¿por qué el Sistema de Información al Elector transmitió en tiempo real los datos de sexo, mesa y rango de edad de los votantes que se registraban en él?
Los rectores deben explicar a todos los ciudadanos por qué previo a la elección argumentaron que estos equipos solo transmitirían en tiempo real la cantidad de ciudadanos que acudían a votar, cuando en realidad el organismo comicial tuvo acceso a mucho más información. ¿Para qué necesita el CNE la información del sexo, mesa y rango de edad de los votantes? ¿Qué hace tan sensible a esta información que se negó la presencia de testigos en la Sala de Monitoreo del Sistema?
Con este panorama es obvio que muchos dirigentes políticos -y no pocos electores- argumenten que el SIE debe ser opcional y el 16 de diciembre los ciudadanos que conozcan su mesa de votación deben saltarlo. Aunque no les falta razón a quienes lo proponen: esta es una idea peligrosa.
Salvo que el CNE de algún madrugonazo técnico y normativo, el uso de la estación de información está limitada a los centros de votación que tienen más de tres mesas, esto significa que el 16 de diciembre, de los 12.884 centros de votación que están habilitados, en solo 4.784 debería existir la Estación de Información al Elector.
¿Cuál es el común denominador de estos centros? La mayoría tienen un comportamiento electoral histórico pro-oposición. Si prospera la tesis de la desobediencia ciudadana ante el SIE se creará un potencial enfrentamiento entre electores y Plan República en los colegios con una marcada tendencia de votación anti-Chávez. ¿Resultado? A la ya precaria movilización que puede tener la oposición el 16 de diciembre se le puede unir la dificultad de sufragar en los centros en donde mantiene su principal base electoral.
Así que la dirigencia opositora se enfrenta a una encrucijada: baja la cabeza ante el CNE (lo que puede afectar la disposición a votar de su base elector) o se muestra firme ante las decisiones del organismo comicial (lo que podría afectar la votación el 16 de diciembre en los principales centros pro-oposición). ¿Cuál será el camino que escogerá?
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