viernes, 8 de julio de 2011

¿Chávez está herido de muerte?

Muchos analistas políticos -cercanos a la oposición- aseguran que el presidente Hugo Chávez está "herido de muerte", políticamente hablando. Sin duda, su cuadro médico, del que aún se desconocen detalles precisos, es un handicap importante para la campaña presidencial del próximo año; no obstante presumir -o vender la idea- que Chávez ya está derrotado es uno de los peores análisis que podría realizarse en este momento. 
No se debe olvidar que ante un eventual "fraccionamiento" de la oposición, el chavismo puede convertirse sin problemas en la principal minoría del país (según Datanálisis 31,5% se la población se autodefine como chavista, 32,4% como neutrales y 30,1% como opositores). Por esta razón no le conviene a la oposición creer que Chávez está derrotado y perder, en consecuencia, el norte que con muchísimo esfuerzo intenta mantener desde hace algunos meses. 
Nadie debería sorprenderse del regreso de Chávez al país. Resulta lógico que su presencia en Venezuela sea necesaria para mitigar la incertidumbre del chavismo de base y la lucha de poder entre los dirigentes del PSUV. 
¿Por qué estalló esta crisis en el chavismo? La respuesta a esta interrogante es sencilla: la reelección indefinida. La convalecencia de Chávez en Cuba demostró la inconveniencia de imponer un sistema que no admite la alternancia en el poder. Un modelo que logró destruir al chavismo sin Chávez. El PSUV, el Gobierno y las bases de chavismo carecen hoy en día de mecanismos de alternancia y resolución de conflictos por creer en el "Chávez forever". 
Para tratar de aplacar los demonios internos que él mismo generó, Chávez necesita mostrar -vender la percepción- que su salud se recupera. Ahora bien, podrían equivocarse tanto quienes creen que "Chávez está herido de muerte", como aquellos que suponen que la enfermedad le hará romper definitivamente el descenso lento, pero sostenido, que experimenta en las encuestas. 
Su enfermedad puede cohesionar al chavismo (al duro y al light), pero esos grupos, sumados solo representa 1/3 de los votantes potenciales. Falta por saber cómo interpretará los neutrales -y algunos sectores del chavismo más crítico- el manejo electoral que se hace de la enfermedad del Presidente. Es presumible que en estos segmentos se mantenga la incertidumbre sobre el futuro del país. 
En este punto se necesita saber si Chávez podrá afrontar la campaña electoral de 2012. ¿Está en condiciones de lanzarse a la reelección? ¿Necesitará "escoger" a un relevo? Las respuestas a estas preguntas solo las conoce él, sus hijas, Fidel Castro y su equipo de médicos. Sin embargo esta información es vital para entender el escenario país en el corto o mediano plazo. Ni la oposición, ni el propio chavismo, tienen estas respuestas. 
Puede inferirse que en el corto plazo no existirá un relevo a Chávez. Los estudios de opinión -incluso los más cercanos al oficialismo- son demoledores en este sentido. 
En este escenario puede resultar un error muy costoso para el chavismo suponer que el movimiento es igual de fuerte con o sin la presencia del "comandante-presidente", razón que hace inviable "encontrar" o "construir" líderes que suficiente aceptación en las bases para soportar las ausencias temporales del Jefe del Estado. 
No obstante, para la oposición puede ser igual de costoso suponer que Chávez ya no es un rival de peso. Por esta razón sus principales presidenciables no puede perder el norte. Mientras el chavismo intenta recomponerse, es vital para sus adversarios encontrar a un candidato unitario que genere la esperanza de un cambio, y que sea un vocero creíble del proyecto país de la oposición. 
Todas estas conjeturas no podrán valorarse hasta dentro de un mes -aproximadamente- cuando se obtengan los resultados de los últimos estudios cuantitativos y cualitativos de opinión pública, mientras tanto es erróneo creer que el escenario electoral 2012 se jugará -por primera vez en más de una década- sin la influencia directa de Chávez. 


Escribo estas líneas mientras el Presidente pronuncia su discurso en el Balcón del Pueblo. 
De estos 36 minutos de alocución se pueden extraer varias conclusiones: 
  • 1) El acto demuestra cómo la "cultura Sábado Sensacional" nos define como sociedad, en nuestras virtudes y miserias. 
  • 2) La imagen de mujeres llorando durante la cadena refleja a la perfección la conexión "emocional" que el Presidente mantiene con una parte importante del segmento de autodefinidos chavistas. 
  • 3) Su aparición en el Balcón del Pueblo no despejó la incertidumbre sobre su futuro personal (y político) pero sirvió para anunciar que vendrán lapsos de otras ausencias temporales en el futuro inmediato. 
  • 4) La puesta en escena podría significar que el mensaje transmitido el jueves 30 de junio desde La Habana no surtió el efecto deseado, no obstante también se podría concluir que fue parte del efecto de mostrar al Presidente débil, para después vender su resurrección física fortaleciendo el mito a su alrededor. 
  • 5) Su mensaje, en la cual no figuró la oposición, se dirigió exclusivamente a cohesionar al chavismo y a detener el crecimiento de la desesperanza que creó su incierto cuadro clínico. 
En este momento solo existen incertidumbres e interrogantes políticas. Si la oposición logra tener información certera que logre dar respuestas a estas dudas, su desempeño electoral será muy positivo. 

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